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Procesión en Lorca

La Semana Santa de Lorca, declarada de interés turístico internacional en el año 2007, es una de las celebraciones más singulares del calendario de rituales de la Pascua de España. Situada en la provincia de Murcia, esta ciudad de uso 80.000 habitantes y con un casco histórico declarado Conjunto Histórico Artístico, atesora un excelente patrimonio monumental barroco. Es conocida por la belleza y espectacularidad de sus representaciones, desfiles y procesiones.

Durante diez días la ciudad se transforma para albergar los diferentes actos que se desarrollan durante esta notable celebración, en la que los desfiles de cuadros basados en la historia antigua y la historia sagrada son los protagonistas. Aunque las procesiones de Semana Santa ya están documentadas desde el siglo XVI, estos desfiles tienen su origen en el año 1855 cuando, por primera vez, se incorporan estas representaciones; La entrada Triunfal en Jerusalén fue el primer motivo que recorrió las calles de Lorca, pero rápidamente se fueron incorporando nuevas escenas. Será a principios del siglo XX cuando se produzca un notable incremento de los mismos, hasta llegar a la situación actual.

Un proceso que no se hubiera producido sin la voluntad de toda la localidad volcada en el desarrollo de estas actividades, en la que el vestuario, la ambientación y la solemnidad son los rasgos más representativos. Y, por supuesto, la participación de las Hermandades y Cofradías sin cuyo trabajo y esfuerzo por conservar la tradición estas representaciones no serían posibles.

A la espectacularidad y el cuidado en los vestuarios y representaciones,tenemos que añadir la presencia de las carrozas y caballos, estos llegados de todas partes del país,, que ocupan un especial protagonismo en los desfiles.

Hay que añadir a todo esto la belleza de los bordados que algunos de los personajes portan. Auténticas joyas que, por si solas, bien merecen la visita a estos eventos. Una costumbre que también se remonta a finales del siglo XIX cuando en los desfiles se van incorporando algunas vestimentas bordadas, que hoy se han convertido en uno de los signos de identidad de esta Semana Santa. Los mantos representan escenas religiosas o mitológicas y que ha dado origen a un patrimonio verdaderamente extraordinario. Hasta el punto que estos bordados han sido los primeros elementos textiles declarados BIC en España.

Estos bordados, realizados en seda y oro, son sin duda un extraordinario patrimonio, tanto en su parte material de mantos, estandartes y túnicas, como inmaterial basado en el trabajo artesano, resultado de una tradición que se ha mantenido hasta nuestros días. Durante todo el año, las bordadoras de los diferentes pasos y cofradías trabajan con afán en desarrollar arriesgados diseños que luego, en un trabajo esmerado, se terminan convirtiendo en las piezas de las que se hace gala en los desfiles.

Un trabajo que requiere técnica, habilidad y gusto para trasladar a las telas los atrevidos dibujos. Una técnica artesanal que se transmite, generación tras generación, en los talleres en los que, durante todo el año, se afanan las bordadoras en un trabajo lento y meticuloso de una manifestación artística quizá no siempre suficientemente conocida, pero que se ha convertido en uno de los símbolos de identidad de la localidad.

Una tradición que ha roto fronteras y que, en la actualidad además de ocuparse de los materiales de las propias cofradías, labor a la que se dedica la mayor parte del trabajo de sus talleres, realiza también obras para otros muchos lugares, quedando reconocido así el gran valor de estas obras y consiguiendo para la localidad una gran proyección.

Una artesanía que nos sirve para recordar el trabajo, esfuerzo y conocimiento que se esconde detrás de cada Semana Santa y que confiere un valor añadido a estas celebraciones desde el punto de vista de su interés cultural y patrimonial