En la Semana Santa alcalaína se funden pasado y presente, rito y tradición. Lo que hace genuina esta manifestación es el ensamblaje de religiosidad y algarabía popular, plasmado en los pasos mímicos, escenificados o pregonados que se suceden en los desfiles procesionales, y que tienen su principal manifestación en la mañana del Viernes Santo, donde en las calles del centro histórico se escenifica la Pasión mediante los pasos y los respectivos pregones: Simón Cirineo, la Exposición del cuadro del Ecce-Homo, los Reos, la Venta de Judas, la Lanzada, el lavatorio de Pilatos.
Domingo, y Martes Santo, hacen su recorrido las cofradías más jóvenes, la Entrada de Jesús en Jerusalén (Borriquilla) y Virgen de la Estrella, y la de Jesús en la Oración en el Huerto y Nuestra Señora de la Esperanza. El vía crucis del Cristo de la Salud por la Fortaleza de la Mota, y sus arrabales, el Miércoles Santo, es una estampa de enorme belleza y fervor.
El Jueves Santo, la Muy Antigua Hermandad del Señor de la Humildad y María Santísima de los Dolores, data del siglo XVII, desfila junto a la Hermandad de los Apóstoles y Discípulos que realizan el simulacro de la Santa Cena portando la mesa del sacrificio, y la Hermandad del Señor del Ecce-Homo, con su cuadro del Flagelado.
La mañana del Viernes Santo acoge a la Real Cofradía del Dulce Nombre de Jesús y Santa Caridad, con las imágenes de Jesús Nazareno, la Verónica, San Juan y la Madre de Dios del Rosario. En este brillante desfile se incorporan activamente y con auténtico protagonismo el Ecce-Homo, el Apostolado y el Gallardete de Nuestro Padre Jesús.
En la tarde, se unen para desfilar: el Santísimo Cristo de la Salud y la Virgen de las Angustias. Es espectacular el montaje del Crucificado y la nobleza y elegancia del trono. Y muy entrañable el encuentro entre ambos. En la madrugada del Sábado Santo, las imágenes de Cristo Yacente y Nuestra Señora de la Soledad, dan a la noche una solemnidad marcada por el silencio que sólo se rompe por el sonido del tambor y las cadenas que arrastran los penitentes.
El Domingo de Resurrección, reúne a la Agrupación de Cofradías para acompañar la imagen de Cristo Resucitado, que sale de la iglesia del Salvador.
Origen de los Pasos Mímicos
Es una fusión de dos tradiciones, los autos y misterios que se representaban con motivo del Corpus y los ingenios, estas representaciones festivas y religiosas que protagonizaban los gremios locales y que escenificaban historias bíblicas y la vida, pasión y muerte de Cristo, se realizaban hasta el siglo XVIII en los templos, contribuyendo a difundir la doctrina católica. El alboroto que provocaban motivó su salida al exterior de las iglesias, utilizando como escenario tablados de madera. La evolución de estas tradiciones está en el origen de nuestros actuales pasos pregonados por calles y plazas en la Semana de Pasión.
Pregoneros
Los narradores de los Pasos, visten de forma natural, con traje negro de ribetes morados, pañuelo al cuello y sombrero de ala ancha con cinta violeta. Sus pregones cantados son una mezcla de poesía y prosa, con entonación y musicalidad propia de la monodia. En lugares señalados van contando los episodios que se suceden en los evangelios, de una forma sencilla y popular, de acuerdo con los misterios que se presentan en la procesión.
Personajes
A los penitentes, con el traje distintivo de cada cofradía, hay que añadir otros personajes singulares, que suponen la particularidad de la Semana Santa alcalaína con la nota común del uso de rostrillos o caretas. Hay que destacar:
- Los Apóstoles, con estola floreada y túnica morada, excepto la de Judas Iscariote, llamado aquí “Juillas”, de color rojo, y careta de expresión esquizofrénica.
- Simón de Cirene, con traje oscuro, calzones anchos, coleto y camisa de ribetes morados, y rostrillo de expresión ingenua.
- El Buen ladrón y el Mal ladrón, con capirote y túnica, de color blanco la de Dimas y amarillo la de Gestas. Esta vestimenta recuerda la de los reos condenados por la Inquisición.
- El verdugo que los conduce, que lleva caperuza, careta negra, camisola verde y pantalón rojo. Y en sus manos, una honda, que cruje en sus intervenciones, recordando la flagelación.
- Los sayones, con rostrillo negro, van vestidos al uso de los verdugos del siglo XVII y portan elementos militares. Algunos de ellos muestran los símbolos de la Pasión y otros forman banda de trompetas y tambores.
- Los judíos, que hacen las veces de tropa, con una vestimenta llena de préstamos acuñados en el tiempo. Así, están tocados de casco romano con penacho de flores y cintas; rostrillos; traje de la Infantería española del XVI y XVII, y armamento de espadas y picas.
- Longinos y el Lazarillo, con atuendo similar a los anteriores y una larga lanza, usada para la representación correspondiente.
Cuna de escultores
Alcalá la Real es cuna de Pablo de Rojas y Juan Martínez Montañés, maestros escultores, que fueron cabeza de las escuelas granadina y sevillana, respectivamente, durante parte de los siglos XVI y XVII. De su gubia surgieron las obras más representativas del Protobarroco y Barroco inicial en España e Iberoamérica.