La peculiar Semana Santa de Baena se caracteriza por la particularidad de sus cofradías y la indumentaria de las mismas. La relevancia de los personajes que representan a los judíos Coliblancos y Colinegros hace de esta celebración un acontecimiento de indudable atractivo. Uno de los elementos más significativos de sus procesiones es el color y sonido reiterativo de sus artesanales tambores, cuyo sonido ha sido declarado Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO.
El sonido del tambor de las turbas de judíos, Coliblancos y Colinegros, marcan el devenir de la Cuaresma y la Semana Santa de Baena. Hablamos de una celebración que se desarrolla entre la rectitud de los desfiles y sus particulares pasos o escenificaciones, representaciones evangélicas gestuales con reminiscencias de los autos sacramentales que, desde el Barroco hasta nuestros días, han permanecido invariables gracias a la tradición. Cada una de las cofradías baenenses deben entenderse como un compendio de distintas hermandades y cuadrillas que se unen en un mismo desfile a fin de demostrar su devoción a una misma advocación. Estas procesiones se desarrollan en orden cronológico durante la semana.
Así, al término de la Eucaristía, dan comienzo las Estaciones de Penitencia en la jornada de las palmas con la Entrada Triunfal de Jesús en Jerusalén, donde participan judíos de ambas colas, y representaciones del resto de corporaciones, con la particularidad de ser niños. El Miércoles comienza el discurrir habitual con la Cofradía de Nuestro Padre Jesús del Huerto y San Diego, con sus populares “trajecillos blancos”, y en la que durante su recorrido se escenifica el paso del prendimiento. Al día siguiente, al término de los Santos Oficios, se inicia el Desfile de Estaciones, donde la mayoría de las cofradías y hermandades visitan juntas los Monumentos Eucarísticos. La costumbre es que los judíos, al cruzar los templos, deben hacerlo con la celada bajada, cambiando el toque de calle por el de procesión como señal de respeto. Del mismo modo las centurias romanas pasan al toque ordinario y las figuras cubren su cara con los rostrillos. Apenas acabado este desfile, la Cofradía de la Veracruz y Nuestro Padre Jesús del Prendimiento da comienzo a su caminar por los torreones del Castillo de Baena como testigos mudos del prendimiento que se realiza al inicio. Ya de madrugada, en apenas dos horas, el Cristo del Perdón, con su cofradía, llena de silencio las sinuosas calles de la histórica Almedina.
La salida de Nuestro Padre Jesús Nazareno pone de manifiesto el fervor y sentimiento del pueblo durante el cual se llevan a cabo varias tradiciones, ofrendas, bendición de los campos, prendimiento… destacando el auto sacramental llamado “sermón del paseo”. Al atardecer del Viernes, la Cofradía del Dulce Nombre de Jesús, Santo Cristo del Calvario y Soledad de María Santísima, en un solemne desfile, será la encargada del entierro de Cristo. Con una alegría especial se celebra la Resurrección en Baena, la Real Archicofradía de Nuestra Señora del Rosario y Santo Cristo Resucitado llena el Domingo de luz, sonido y color las calles del pueblo.
Participantes
La fiesta en Baena tiene muchos y variados protagonistas. Los cortejos se nutren de numerosos participantes con vestimentas sui generis de gran antigüedad y sentido simbólico. Nazarenos con singulares capirotes, portadores, figuras bíblicas con rostrillos, túnicas y martirios -Evangelistas, Herodes, Pilatos, Judas y el Judío Errante-, sayones -soldados romanos con atuendo de los tercios de Flandes- y los trajecillos blancos.
Judío
Las turbas de judíos marcan la Semana Santa baenense. Forman en Cuadrillas, visten chaquetas rojas bordadas, pañuelos al cuello, cascos de metal labrado, llamativos plumeros de los que penden largas crines de caballo, elemento que los diferencia entre coliblancos y colinegros. Tal es su relevancia que marcan el carácter de las cofradías dividiéndolas en negras o blancas. Existen ocho cuadrillas coliblancas y ocho cuadrillas colinegras, que participan acompañando a los cortejos con el sonido de sus tambores artesanales de piel de cabra. Del mismo modo son protagonistas de algunos de los pasos más populares que se teatralizan durante los desfiles.
Los Pasos
Del Evangelista. Un judío desde atrás intenta ver lo que escribe desconfiadamente el Evangelista en una tablilla, en un momento dado, el judío da un salto sorprendiendo al Evangelista dando los dos unos breves saltos que son conocidos como “el baile”. También es conocido popularmente como “asustar,” se ejecuta en todas las procesiones en las que participa la turba.
La venta de Jesús. Dos judíos abordan a Judas Iscariote para convencerle de que venda a Cristo. Tras negarse dos veces, a la tercera lo acepta y corre hacia la multitud con monedas en la mano.
Prendimiento. Judas, ante la turba, y con un farolillo en la mano, acompañado de dos Judíos, o de un Sayón, simula buscar a Jesús hasta en tres ocasiones entre la Imagen de Jesús y la Turba, a la tercera y con gran nerviosismo indica que lo ha encontrado, en ese momento la turba de judíos se acerca prendiendo a Jesús con gran estruendo de sus tambores.
Sorteo de la túnica. En la noche del Viernes Santo, varios sayones se juegan a los dados la túnica de Jesús.
Abrazo de los Apóstoles. La persona que encarna a San Pedro abraza la Imagen de Jesús, luego pasa el abrazo a otro de los Apóstoles, que formados en fila de una van pasando el abrazo de uno a otro hasta llegar a Judas, que rechazando el abrazo se refugia corriendo y nervioso en la turba de judíos.
Otras representaciones son La aparición de Jesús a María Magdalena, el Sermón del Paseo, El lavatorio de pies y Las tres caídas.
Echar cajas
Durante las primeras horas de la madrugada del Miércoles Santo, los judíos, ya sea en solitario o en grupos, recorren las calles del pueblo tocando el tambor continuadamente durante todo el día.
Misereres
Acto litúrgico celebrado durante la Cuaresma, en el cual participan indistintamente turba de judíos, hermandades o cofradías, acudiendo al templo desfilando uniformados, y tocando el tambor en el caso de los judíos.