La Semana Santa de Écija, ciudad de las torres, destaca por su barroquismo y la belleza de sus pasos e imágenes cuyas tallas, realizadas por imagineros como Juan de Mesa, Montes de Oca o Gaspar de Águila, entre otros, cuentan con siglos de historia. Los palacios, las casas señoriales y la belleza de su casco histórico sirven de marco perfecto para el fervor con el que los vecinos viven esta tradición.
Desde el Sábado de Pasión, con la Procesión del Olivo, y hasta el Domingo de Resurrección una Agrupación Parroquial y trece hermandades recorren las calles del municipio. La Hermandad del Cautivo, con el paso de ‘La Borriquita’, que sale el Domingo de Ramos por la mañana, y Jesús Cautivo y una Dolorosa bajo palio, que sale por la tarde, abre oficialmente la Semana Grande.
La Hermandad de la Yedra es la protagonista del Lunes Santo. La Sagrada Imagen del Cristo de la Yedra (1630), que se venera en la Iglesia de Santa Ana en el popular barrio del Puente, es obra atribuida a Juan de Mesa y una de las más populares.
El Martes Santo recorren la ciudad los tres pasos de la Hermandad de Santiago. La imagen de Jesús Nazareno de la Misericordia, así como la de San Juan Evangelista, son tallas de Montes de Oca (S. XVIII). El Santísimo Cristo de la Expiración es obra maestra de Pedro Roldán (S. XVII) y los cuatro Evangelistas de Rafael Amadeo Rojas. Y la de Nuestra Señora de los Dolores es atribuida a La Roldana (1713). Si bien las dimensiones son rectangulares y es portado por costaleros bajo las típicas trabajaderas, la ausencia de palio, la profusión de candelabros arbóreos y la altura de la peana así como la Corona y la Media Luna, nos recuerdan el antiguo estilo ecijano.
La Hermandad de San Gil sale el Miércoles Santo. Destaca la devota imagen del Cristo de la Salud, de en torno al 1500, que destaca por el expresionismo dramático del cuerpo escuálido tamaño natural y cabeza de inclinación mortal. Procesiona en paso de estilo neo-barroco, madera de caoba de Guinea en su color (1969), iluminado con cuatro gruesos hachones en sus esquinas, del taller de Antonio Martín (1967).
El Jueves Santo le toca el turno a la Hermandad del Confalón en la que cabe resaltar el del Santísimo Cristo del Confalón (S. XVI), de autor anónimo, es uno de los que procesiona al más puro estilo ecijano, sobre todo por las proporciones cuadradas y por ser llevado a hombros por una cuadrilla (o remúa) de hermanos vestidos con la túnica de la Cofradía y con el rostro cubierto por un ‘capillo’. También el Jueves, sale la Hermandad de la Sangre, conocida como la de Los Gitanos.
En la Madrugá del viernes pueden verse la Hermandad del Silencio – en la que procesiona la Virgen de la Amargura, de Antonio Castillo Lastrucci (1964)- y la Hermandad de San Juan, que procesiona Nuestro Padre Jesús Nazareno, de autor anónimo del siglo XVII con la imagen de Nuestra Señora de las Misericordias, imagen de Ricardo Comas cuya Piedad con el Santísimo Cristo de la Exaltación en la Cruz es llevada a la antigua usanza, a manera de andas por hermanos costaleros.
El Viernes Santo es el día en el que procesionan más hermandades. La de Jesús Sin Soga, cuya talla es obra de José Montes de Oca y está fechada en 1733; la de La Merced -con la imagen del Santísimo Cristo de la Exaltación en la Cruz, que es llevada a la antigua usanza, a manera de andas por hermanos y costaleros- y la de La Mortaja, hermandad más joven de Écija.
Ya el Sábado Santo le toca el turno a la Hermandad del Santo Entierro con el Paso de la Quinta Angustia, cuyo conjunto iconográfico que procesionaba hasta hace algunos años –obra de Jorge Fernández Alemán de 1500- se encuentra actualmente en la Iglesia del Carmen; el Paso del Santo Entierro con la venerada Imagen de Jesús en su Santo Sepulcro y el de Nuestra Señora de la Soledad, bellísima Dolorosa ecijana del S. XVIII, de candelero –o lo que es lo mismo- en imagen de vestir con pelo natural, atribuida a La Roldana. La Virgen se encuentra rodeada por una magnífica ráfaga de plata, media luna y corona también de plata de ley. El paso lo flanquean en sus cuatro esquinas arcángeles en madera tallada, policromada y estofada atribuidos también a La Roldana (S. XVIII).
El Domingo de Resurrección sale el paso del Cristo Resucitado, obra de autor anónimo del siglo XVI, y la Virgen de la Alegría, cuyo paso es portado por hermanas costaleras.
Trece hermandades de pasión
Con trece hermandades y una Agrupación Parroquial, Écija es la ciudad de la provincia de Sevilla con más procesiones después de la capital, y una de las de mayor número en Andalucía. Además es la localidad española con más cofradías por habitantes. Antes del siglo XVI sólo había en Écija una escueta celebración litúrgica pero la imitación pública de la Pasión en una Cofradía llega a principios de dicho siglo, siendo la de la Veracruz, con sede en el convento de San Francisco, la primera que incluyó flagelantes en la noche del Jueves Santo. De hecho, un documento de 1519 es el primero hallado sobre la incorporación de penitentes, pudiendo afirmarse que Écija es una de las ciudades pioneras en España en la celebración de la Semana Santa en sentido estricto.
Hacia mitad de siglo y a imitación de esta cofradía llegaría la penitencia a otra hermandad local: la de Nuestra Señora de la Piedad, en el Convento de Mercedarios Calzados. El auge de las cofradías de penitencia llegaría a partir de 1570 coincidiendo con un notable cambio en el sistema hospitalario de la localidad, por el que los hospitales dejaron de estar tutelados por las cofradías lo que llevó a que fundaran o renovaran sus Reglas numerosas cofradías.
En los siglos XVII y XVIII trece cofradías ecijanas vivirían su mejor época, pero luego algunas acabaron por disolverse. En el siglo XX las hermandades contribuyen al realce de su Semana Santa y a fomentar el espíritu cristiano mediante sus cultos y el ejercicio de la caridad. Herederas de una devoción de siglos, hoy vuelven a ser trece las cofradías que se dan cita en la Semana Santa ecijana. Entre los numerosos pasos algunos destacan por conservar en distinta medida el estilo llamado ‘ecijano’, en contraposición al estilo sevillano, la estética que ha terminado imponiéndose no sólo en Écija, sino en una gran parte de Andalucía Occidental. Los pasos de ‘estilo ecijano’ eran portados a hombros por hombres vestidos con túnicas y capillos (cubrerrostro). Las imágenes se colocaban sobre altas peanas o canastillas de proporciones cuadradas a diferencia de las canastillas actuales que son rectangulares, y se iluminaban con candelabros de guardabrisas. Las coronas de las Dolorosas tenían ráfagas, como las que podemos observar en numerosas Vírgenes de Gloria que procesionan en nuestros días.